Como mataron a mis padres, hice lo único racional que pude hacer en ese momento, hui. Ahora me encontraba en una encrucijada, porque estaba siendo perseguida por hombres lobo en una ciudad desconocida y ninguna de las alternativas para escapar me encantaban. Cualquiera de las dos significaría una condena de por vida.
Los hadas eran las criaturas más poderosas del mundo siempre y cuando tuviéramos magia y a un compañero. Ninguno de mis cuatro compañeros era una buena opción porque todos eran crueles. Elvis era un demonio, Amets era un vampiro, Joritz era un lobo y Neizan era una hada oscura. Todos me habían estado persiguiendo por años pero ahora que me enfrentaba a la muerte solo me quedaba mostrarles mi ubicación con un destello de mi magia y atenerme a las consecuencias.
Tendría que aceptar un vínculo que nunca quise. No tenía otra opción, solamente me quedaba rezar esperando que tuvieran piedad.