Punto de vista de Evangeline.
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“Hola”, contesté el teléfono todavía bostezando, mientras miraba que en el reloj daban las 11 de la mañana.
¿Quién se atrevía a estropear mi sueño en domingo? Solo esperaba que tuvieran alguna razón válida para hacerlo.
“¡Eva! Necesitamos que vengas a la casa de la manada lo antes posible. Hemos enviado un chofer para recogerte”. La voz de mi madrastra retumbó al otro lado de la línea telefónica y su tensa voz me hizo dar un brinco en la cama.
“¿Le sucedió algo al señor William?”, pregunté, pensando en el peor de los casos, porque esa era la primera vez en toda mi vida que ella me llamaba. Estaba enojada con mi padre por dejar a mi madre por otra, pero eso no significaba que no me preocupara por él.
¡Sí! ¡Leíste bien! No lo llamo papá desde el día en que murió mi madre. A partir de entonces me refiero a él por su apellido.
"Al menos hasta ahora él está bien ¡Pero mejor date prisa!”, con esas palabras ella terminó la llamada. Rápidamente empaqué algunas prendas y corrí hacia el baño para arreglarme.
'¡Diosa de la luna! Por favor, que no esté pasando nada malo’, recé en silencio.
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El trayecto fue rápido, a las dos horas ya estaba allí.
Regresar a la manada donde nací después de 17 años fue realmente agradable.
'Manada' la palabra sonaba extraña para mí, especialmente cuando no había nadie allí a quien le gustara una débil humana. Pero dejé de sentirme triste hace mucho tiempo, porque aprendí a estar satisfecha con mi vida. Soy entrenadora de Artes marciales y ya no dependo del señor William.
Volví a la realidad y miré a mi alrededor, entonces pude ver que las cosas no habían cambiado mucho en estos años. Aun así, pude ver disgusto y odio en los ojos de algunas personas. Entré a la casa sabiendo que todo me recordaría a mi mamá. Mi relación con su nueva familia, es decir con su mujer y su hija, está muy lejos de ser buena.
Él me llama una vez a la semana para saber cómo me encuentro, entonces yo desconecto la llamada; de tal modo le hago saber que sigo viva sin tener que escucharlo.
Cuanto más me adentraba en la casa, más fuerte escuchaba una voz masculina.
Me preguntaba cuál sería la razón de haberme convocado.
“¡Me engañaste! Desde el principio, me di cuenta de que a tu estúpida hija no le agradaba la idea de casarse conmigo, pero pensé que trataría de adaptarse al cambio en su vida. ¡Mi familia y yo confiamos en ti y mira lo único que obtuvimos! ¿Tienes alguna idea del daño que sufrirá nuestra reputación después de este incidente? Todos se reirán de mí por buscar una Alfa y terminar casado con una humana”, rugió.
"Ella también es la hija de un Alfa", replicó mi madrastra.
Jadeé al enterarme de la conversación y darme cuenta de la razón de haberme llamado tan intempestivamente. Sacudí la cabeza, pensando en cómo huir de ahí lo más pronto posible.
“Y ya llegó”, agregó. ¡Ay, no! Sintió mi presencia. Empecé a caminar hacia atrás, hasta sentir que algo duro golpeaba mi cuerpo.
'¿Cuándo pusieron este muro?', pensé volteando para atrás, solo para encontrar a cuatro guardias con los brazos cruzados sobre su pecho.
Tragué saliva con nerviosismo, sabiendo que ahora solo podía ir hacia la sala.
En el momento en que entré, mis ojos fueron hacia él, quien no solo era guapo, sino mortalmente atractivo. Con una altura de 1.82, hombros anchos, pecho musculoso, estómago perfectamente marcado y piernas largas era el sueño de cualquier chica. Su rostro parecía haber sido esculpido por un artista, con una mandíbula poderosa, nariz muy afilada, cabello sedoso de color negro; todas esas eran razones suficientes para que cualquiera babeara por él. Pero lo que más me llamó la atención fueron sus ojos marrones que cambiaban por segundo. Cuando me miró mostró una gran sorpresa.
Habríamos continuado con nuestra sesión de miradas durante Dios sabe cuánto tiempo, pero la voz del señor William nos distrajo.
“Eva, este es Alfa Daniel Grint de la manada Stone Moon, ella es mi hija mayor, Evangeline”.
Su voz me ayudó a salir de mi fascinación, y supongo que él también salió de sus pensamientos, aunque no lo sé, porque estaba estupefacto.
Bueno, en realidad eso no era nada nuevo.
'Todos se sorprenden cuando se enteran de que, siendo la hija de un Alfa, sigo siendo humana'.
"¡Bien! Me casaré con ella”, dijo observándome.
Entonces se hizo un gran silencio.
Nadie decía nada, ¿pero por qué? ¿No era ese su plan?
Yo también me quedé muda durante algún tiempo, pues todavía estaba tratando de comprender lo que él acababa de decir; en realidad, estaba asimilando la conversación anterior.
¿Por qué Aleena escapó de su boda?
Se suponía que se iba a casar con su compañero, ¿o no?
Ahora, ella no estaba y yo era la sustituta. ¡De ninguna manera!
No me voy a casar con este Alfa, ni con ningún otro. Deseo alejarme de estos perros que no respetan a los humanos; me casaré con alguien como yo. Sin duda, todo esto es solo por su propio beneficio. De lo contrario, ¿quién querría contraer matrimonio con una humana? Me conoció hace un momento, ni siquiera sabía mi nombre, hasta que el señor William nos presentó.
¡Claro! Solo desea salvar su reputación y la de su familia, el matrimonio le da lo mismo.
¿Cómo podía pensar en algo tan ridículo como esto? Aleena ere su compañera, no yo.
¿De verdad piensa casarse con alguien que no es su pareja predestinada?
Además, él no pidió mi opinión, ni tampoco nadie de mi supuesta familia. ¿Por qué se molestarían en preguntar? Después de todo, él solo quería casarse conmigo por salvar su reputación. Pero yo no iba a escuchar a nadie, esta es mi vida y nadie podía tomar esa decisión sin mi consentimiento. No soy una mujer débil, ni dependiente.
Estoy de acuerdo en que cualquiera moriría por estar con él, pero yo tengo muy claro lo que deseo hacer en el futuro.
Una vez que su compañera regresara, él me echaría de su vida.
Después de pensar un buen rato, al fin me salió la voz. “Pero yo no quiero casarme contigo, ya me voy, porque aquí no habrá ninguna boda”, agregué con firmeza.
Él se quedó mirándome. Decir que estaba sorprendido sería quedarse corto. ¿Qué esperaba? ¿Solo un Alfa tenía derecho de rechazar a una humana? Lo siento, pero no. Yo no soy alguien que se muera por casarse con un Alfa o una de esas chicas que quieren ser Luna y aprovecharían cualquier oportunidad para conseguir sus fines. Yo soy la que manda en mi reino, el que hice para mí. Manejo mis cosas por mi cuenta, y no necesito ni quiero un Alfa.
Definitivamente, yo no soy una damisela en apuros.
“¿Te niegas a casarte conmigo?”, preguntó con voz inestable.
"Así es".
Sus ojos se veían dolidos, aunque tal vez solo era su ego que estaba herido, porque una débil humana lo estaba rechazando.
Ahora, ¿por qué me sentía mal por lastimarlo? No era como si estuviera rechazando a mi pareja. ¿Podría ser que él fuera mi compañero? No, eso no era posible. Si hubiera sido así, entonces no habría aceptado casarse con mi hermana. Entonces, ¿por qué un sentimiento de inquietud invadía mi corazón, haciéndome sentir culpable?
“¿Y sabes cuál será el resultado de tu rechazo?”. Su tono era amenazante. Comenzó a caminar hacia mí, sin quitarme la vista de encima. "Destruiré todo lo que amas", dijo, mirándome a los ojos.
Negué con la cabeza y lo miré con incredulidad
"¿Me estás amenazando?".
"De hecho, sí. Vas a casarte conmigo hoy mismo, así que mejor ve y vístete para convertirte en mi novia de último minuto”
“Me niego rotundamente”, estaba a punto de irme, pero me tomó de la mano para impedirlo. Su tacto hizo algo extraño en mí, pues sentí que una multitud de chispas recorrían todo mi cuerpo.
¿Qué di*blos fue eso?
Estaba segura de que él sintió lo mismo, porque me miraba como si fuera una extraterrestre. Pronto salió de su ensimismamiento y me sonrió. Ahora, sus ojos despedían una multitud de chispas, un tanto traviesas.
“No me gusta cuando la gente no me obedece”.
"A mí no me gusta cuando la gente me da órdenes". Con eso, liberé mi mano sin dejar de verlo.
“Bien entonces, la elección es toda tuya. Si no va a haber boda, obviamente habrá una guerra. Tienes diez minutos para elegir”, dijo antes de irse seguido por sus cuatro secuaces.
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#TBC