NovelCat

Let’s Read The World

Open APP
Embarazada después de una noche con el Alfa

Embarazada después de una noche con el Alfa

Finished

Hombre Lobo

Embarazada después de una noche con el Alfa PDF Free Download

Introduction

Soy Tanya, hija de la gestación subrogada, una Omega sin loba ni olor. El día de mi 18 cumpleaños, cuando planeé sorprender a mi novio, descubrí que él y mi hermana me estaban engañando. Fui al bar para emborracharme y pasé inadvertidamente la noche con un guapo extraño. Pensé que era solo un hombre lobo ordinario, pero dijeron que era Marco, el hombre lobo más poderoso de nuestro reino y el Príncipe Alfa. Cuando me vi obligado a casarme con un anciano gordo, Marco vino a salvarme. Se arrodilló sobre una rodilla, sacó un anillo y dijo que se casaría conmigo. Pensé que él quería casarse conmigo porque me amaba, pero luego descubrí que esto no era cierto...
Show All▼

Chapter 1

Punto de vista de Tanya

Bueno, la verdad, yo nunca pensé que todo terminaría así.

Desperté desnuda en una suave cama de lana que no era la mía, y envuelta en los brazos de un extraño terriblemente guapo que no conocía en absoluto. Como si eso no fuera suficientemente malo, no tenía ningún recuerdo de lo que pasó la noche anterior.

Cerré los ojos por unos segundos, esperando, o tal vez rezando, estar soñando, y cuando los abrí de nuevo me encontré con un par de ojos azules helados; entonces, grité. 

No tenía idea de quién era ese hombre, tampoco sabía cómo llegué a esa habitación. Todo lo que sabía era que el día anterior cumplí dieciocho años y, como todo lo demás en mi vida, fue una pesadilla total.

________________

Un día antes...

“¡C*geme, Brandon! ¡Sí, cariño, eso es todo!”.

Yo estaba de pie en la puerta de la habitación de mi novio, el mismo con quien había estado saliendo durante años y, sin embargo... Yo no era la mujer que estaba a su lado en la cama. El horror que me rodeó en ese momento contrastaba marcadamente con la manera en que me sentía esa mañana.

Me desperté con una especie de euforia que invadía mi sistema. Incluso si a nadie le importaba excepto a mí, merecía disfrutar el día. Después de todo, cumplir dieciocho años era un hito en la historia de mi vida.

Para mi sorpresa, mi jefe, en la perfumería donde trabajaba, me dejó salir temprano como regalo de cumpleaños. Así que me dirigí a la casa de mi novio, Brandon, con el corazón rebosante de alegría.

Él era la única persona en mi vida que me había mostrado amor y cuidado a pesar de lo que otros pensaran de mí. Confié en él, y en cuestión de segundos, esa ilusión se hizo añicos y yo quedé destrozada en un millón de pedazos.

Nada podía quitar el horror de mis ojos ante la horrible imagen a la que estaba expuesta. Ambos estaban completamente desnudos y me daban la espalda. La chica estaba arrodillada en cuatro patas sobre la cama, con las manos agarradas a la sábana, mientras que Brandon estaba arrodillado atrás de ella empujándose hacia adentro.

"¿Te gusta? ¡Dime si te gusta esto!", exigió él con tono lascivo.

"¡Sí, cariño! ¡Así, sí! ¡Bebé, más duro! ¡Más rápido!", suplicaba la chica, lo cual llevó a Brandon a aumentar la velocidad, quien la agarró por la cintura para estrellarse contra ella frenéticamente. "¡Dios! ¡Tú! ¡Esto es lo máximo!", dijo ella erráticamente, tratando de hablar mientras su cuerpo se sacudía con los golpes de Brandon.

Y luego, como si no estuviera lo suficientemente cerca, se arrojó hacia adelante. La enorme mano de mi novio encontró la parte de atrás de su cabeza, y le hundió la cara en la almohada, sin dejar de c*ger con ella salvajemente.

"¡Di*blos, estoy cerca!". Segundo a segundo, sus alaridos de placer se convirtieron en gruñidos animales, mientras su cuerpo se preparaba para explotar en éxtasis. Abajo de él, los gemidos de la chica se transformaron en aullidos gozosos, fuertes y agudos, incluso amortiguados por la almohada en la que tenía enterrada la cara. Juntos alcanzaron el clímax haciendo que el lecho se balanceara como un bote entre las olas de un mar embravecido.

No supe qué me sacó de mi estado de shock, pero justo cuando se desplomaron, encontré el coraje para gritar. "¡Cómo pudiste, Brandon!".

Su rostro sudoroso giró para mirarme sobresaltado, pero no me atreví a esperar su respuesta, sino que huí de allí, salí corriendo de la casa, apenas vislumbrando a la chica en sus brazos, y demasiado desconsolada para preocuparme por su rostro.

Debí haberlo visto venir... Haberme dado cuenta desde antes de que mi vida estaba destinada a ser una vida de miseria.

Yo, Tanya, era una completa decepción.

Mi padre, Richard, era el Alfa de la manada Blackhide, un grupo pequeño pero muy poderoso. Y como la mayoría, deseaba un hijo que tomara su legado. Desafortunadamente para mí, su esposa solo pudo darle una hembra y así, en la búsqueda de un varón, él recurrió a la subrogación. La sustituta resultó ser mi madre, una loba Omega ordinaria de la manada.

También fue así como mi padre se enfureció cuando nací, ya que volvió a tener una niña. Entonces, él juró nunca tener nada que ver conmigo. Por supuesto, cuando mamá falleció poco después, no tuvo más remedio que acogerme. Richard me odiaba desde el día en que nací, además de que no ayudaba que yo fuera una Omega.

A la edad de trece años, la mayoría de nuestra especie manifestaba su lobo, lo cual también les permitía cambiar de forma. Pero lo peor fue que en mi caso, yo ya tenía dieciocho años y mi loba aún no había aparecido. No tenía poderes, ninguna resistencia ni durabilidad. Ni siquiera tenía un olor corporal como otros lobos.

De hecho, yo era más débil que una humana y como Richard odiaba la debilidad, me odiaba a mí.

La esposa de mi padre también me despreciaba, pues el odio que sentía por mi madre debido a que tuvo que compartir a su esposo, lo transfirió hacia mí. Fui tratada con desdén y no vivía mejor que una esclava en la casa de mi padre. Probablemente me habría suicidado hacía mucho tiempo si Alina, mi hermanastra, dos años mayor que yo, hubiera sido tan rencorosa conmigo como lo eran sus padres.

Todo en mi vida era una absoluta pesadilla; todo excepto Brandon.

Mi novio era uno de los lobos más poderosos de la manada. Era listo, inteligente y muy guapo. La mayoría de la gente le había insinuado que, después de mi padre, él sería el próximo Alfa, así que gozaba de la atención de las chicas más bonitas, pero, de alguna manera, él tenía los ojos puestos en mí.

Brandon era la luz en mi oscuridad y se merecía mi virginidad, así que quería entregarme por completo en mi cumpleaños número dieciocho. Sin embargo, ahora esa ilusión había sido destruida por la realidad. Al final, yo era una abominación y nunca sería amada.

Salí corriendo para volver a casa, pero me estrellé con la pared de un callejón oscuro, sin poder dejar de llorar, mis lágrimas caían a mares. Sentí como si todo mi mundo se derrumbara.

Alina me encontró poco después. No sabía cómo lo hizo, ni cómo se dio cuenta de que estaba al borde de un ataque de nervios, pero no me importaba. Necesitaba a alguien que me consolara y ella estaba allí. Suavemente narré lo que le pasó a Brandon en medio de lágrimas y sollozos mientras ella tranquilamente me escuchaba.

Un automóvil con los faros encendidos pasó a toda velocidad junto a nosotros, iluminando el callejón oscuro por una fracción de segundo, antes de unirse a la carretera. En ese instante, vi que el reloj de Alina era idéntico al reloj que estaba en la muñeca de la chica con la que Brandon estaba en la cama.

__________________

"¡Esa estúpida tenía un reloj idéntico al tuyo!", lloré con el dolor de la herida de la traición de mi novio haciendo mella en mi corazón.

"¿Estás segura?", preguntó Alina quitándose de inmediato el reloj. “Probablemente hay miles de relojes idénticos a este”, tartamudeó mirándolo.

Mi hermana parecía nerviosa, e incluso me pareció captar algo que se parecía al miedo o tal vez un poco de pánico en sus ojos. Pero fue solo por un momento y rápidamente recuperó su comportamiento alegre habitual. Sabía que ella no me traicionaría, así que no me preocupé pensando en esa posibilidad. Probablemente estaba perpleja de que su reloj diera lugar a una mala suposición.

"¿Sabes qué? Tiraré esto a la basura”, se rio entre dientes, arrojando el reloj lejos de ella. "No necesitamos ningún mal recuerdo para arruinar nuestra noche".

"¿Qué quieres decir?", pregunté confundida.

"¡Vamos!", se rio. “¿No pensarás que tu hermana mayor permitiría que el día en que cumples tu mayoría de edad termine con esa nota tan amarga?”, dijo jalándome para que fuera con ella. "¡Debemos arreglarnos, llegó la hora de festejar!".