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Papi, no sea exigente con Mami

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Multimillonario

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Introducción

Estaba preparada para dar su primera noche con un hombre, un hombre muy rico, sin saber la verdad. Nueve meses después, nació el bebé. Unos hombres extraños simplemente se llevaron a su niño de manera violenta. Pero lo que no esperaba, era que saliera otro bebé. Una hija y un hijo. Perdió a su hija, pero dejó a su hijo con ella. Se fue al extranjero para esconderse a sí misma y al segundo bebé. Cinco años después, encontró a su hija perdida llamando mamá a otra mujer. Y finalmente supo la verdad...
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Chapter 1

Laurel Kelly nunca imaginó que un día el destino la conduciría a vivir una experiencia tan particular como la que ahora le estaba tocando conocer. 

Su padre había contraído una deuda exorbitante y ella ahora se sentía obligada a ayudarlo para pagarla. Por esta razón, accedió a actuar como madre sustituta para el acreedor de su padre.

Así fue como, tiempo después, ella estaba acostada sobre una blanca mesa de operaciones. Y en esta situación percibía el olor acre del desinfectante hospitalario, que invadió por completo sus fosas nasales. Entretanto, la luz caliente e incandescente que caía sobre su cabeza era tan brillante que ella no podía abrir los ojos. Desde el terror inicial que sintió, hasta el estado actual de su mente, su corazón permanecía tan tranquilo como el agua mansa.

De inmediato se escuchó el chirrido de la puerta, y tras empujarla entraron a la habitación el médico y las enfermeras. Entonces ella no hizo nada sino actuar de prisa para así ocultar la lágrima que estaba a punto de caer por el rabillo de su ojo.

"Señorita Kelly, vamos a dar inicio a la operación. Por favor, separe sus piernas y coloque los pies en los reposapiés. ¡Oiga, solo relájese, y no hay ninguna necesidad para estarse preocupando!"

Todo era silencio, salvo el frío sonido de la maquinaria instalada a su alrededor que seguía haciendo tictac. Luego la enfermera procedió a levantar la fina colcha.

Laurel sentía cierta vergüenza, y quizá lo hizo notar con el nerviosismo que expresaba en el movimiento inquieto de los dedos de sus pies retorciéndose gradualmente debajo de la sábana. Nunca antes había tenido un novio, y ahora se veía allí acostada, completamente desnuda. Y para colmo, advirtió que el médico cirujano era un varón.

"Doctor, doctor, yo, yo...", quiso decir algo pero se interrumpió, pensó que se había preparado bien mentalmente; pero al llegar el momento, se dio cuenta de que el miedo que sentía era mucho más grande de lo que jamás hubiera imaginado.

Y justo cuando el médico le quiso prestar atención desde una mirada confusa, la puerta de la sala se abrió. Una mujer de mediana edad que llevaba un par de anteojos con montura negra entró corriendo intempestivamente.

"¡Todo cambió! ¡Vamos, detengan la operación!"

La mujer, en tono bajo le dijo algo al doctor, y de inmediato debido a un breve gesto, el personal que acompañaba al médico en la sala de operaciones guardó las herramientas y se fue, ninguno miró a Laurel.

"¡Señorita Kelly, por favor, levántese, póngase su ropa y salga!" La mujer la miró, disimulando apenas el tono cáustico de su voz.

Laurel no tuvo tiempo de preguntar sobre lo que pasaba, Ella, no obstante, respiró aliviada, y rápidamente se puso su ropa y siguió.

Después de salir del hospital, la mujer llevó a la chica directamente a un lujoso hotel de cinco estrellas.

"Dúchate, ¡ahora!", ordenó.

Laurel se inquietó, y preguntó. "¿Por qué me tengo que duchar?"

"Deja de hacer preguntas. ¡No olvides que firmaste un contrato! Oigan, ustedes dos vengan aquí. ¡Llévenla a ella al baño y asegúrese de que esté limpia y agradable!", dijo la mujer, quien parecía muy impaciente. Entonces se retiró hacia un lado e hizo una llamada telefónica. Inmediatamente, su expresión cambió. Y en un tono respetuoso, dijo: "¡Señora, y la he sacado del hospital!"

Dos horas más tarde, Laurel salió vestida con un atuendo elegante y sexy, llevaba los ojos vendados. Seguidamente, la empujaron a una habitación muy lujosa.

Ahora la esperaba una cama blanca tamaño king, la cual la hizo sentir como si fuera un pez indefenso que yacía inmóvil sobre una tabla de cortar y que simplemente esperaba ser sacrificado. Ante esta impresión su cuerpo se puso rígido, por lo que no se atrevió a moverse.

La habitación estaba oscura y solo se percibía el recién bañado cuerpo de Laurel que emanaba una tenue fragancia floral de aceites esenciales. Su piel hermosa, debido al nerviosismo, brillaba con un delicado tono rosado. Ella apenas iba cubierta por la fina tela de encaje, en un sexy vestido color rosa.

Parecía una delicada violeta china que hubiera florecido entre las sombras de la noche, y esperaba a ser arrancada.

El tiempo, sin embargo, pasaba con lentitud, mientras finas gotas de sudor brillaban en la frente de Laurel como pequeños brillantes. El que cancelaran la operación significó para ella un rayo de esperanza, pero lo que no esperaba era que simplemente cambiaran la ubicación.

Era cierto, su padre les debía mucho dinero. Por eso, ¿cómo iba a ser posible que esa gente la dejara ir tan fácilmente?

Empero, internamente, Laurel se repetía para sí misma: "¡Vas a estar bien! ¡Solo será una pequeña operación!"

Efectivamente, todo estaría bien después de que realizaran la intervención, pensó. En consecuencia, su hermano ya no tendría que ir a la cárcel y su padre mantendría sus manos y pies intactos, mientras que su madre no tendría que pasarse los días llorando.

Ella desconocía cuánto tiempo había pasado desde que un sirviente la empujó a la habitación, y después de eso, nadie más le prestó atención ni han salido para decirle nada.

Fue atrapada por las dudas, su mente se tornó confusa, por eso se preguntaba: ¿Por qué no realizarían la operación de gestación subrogada en el hospital? ¿Por qué lo que estaba previsto había cambiado de lugar y ahora se hallaba en esta lujosa habitación? ¿Por qué no escogieron el día para llevar a cabo la tarea? ¿Por qué, entonces, en la profundidad de la noche?

Todas esas interrogantes Laurel se las hizo a la mujer que estaba a cargo, pero ella solo le contestó: "¿Por qué haces tantas preguntas? ¡Todo lo que necesitas hacer es cooperar y parir a un niño!"

A Laurel ya no le cabía duda de que hasta los sirvientes la menospreciaban. Ella era joven y saludable, perfectamente capaz de trabajar, pero la ironía le salió al paso y eligió ganar dinero de esta manera.

Sin embargo, sus ojos brillantes se fueron apagando poco a poco en lo oscuro, cuando de súbito se le ocurrió una idea.

En la oscuridad ella podía escuchar claramente el sonido del viento y las olas del mar que retumbaban allá afuera de la ventana, era todo tan armonioso y agradable.

Laurel, a pesar de lo que acontecía en su interior, se sentía cada vez más inquieta al pensar en lo que estaba pasando. Pero justamente, cuando pensaba escapar, la puerta se abrió.

El crujido fue muy fuerte, y estuvo seguido por el sonido rotundo de unos pasos firmes que se acercaban. 

Tras escuchar aquellos pasos aproximándose en la oscuridad, el cuerpo de Laurel por el reflejo nervioso se encogió hacia atrás.

Ella no pudo evitar hacer ruido al moverse, por lo que el hombre dedujo que había alguien más en la habitación. Inmediatamente, se puso alerta: "¿Quién? ¿Quién está aquí?", interrogó.

Gregary Stewart intentó encender las luces, pero descubrió que estaban dañadas.

Sin embargo, la voz grave de aquel hombre se escuchaba muy agradable. Su timbre sonaba joven pero magnético, era tan dulce como una copa de vino tinto suave.

¿Quien era él? ¿Acaso se trataba del médico que la operaría?