Adler Remington, tercer Duque de Wellington y Giorgiana Cavendish, tendrán que luchar para recuperar lo que tenían y que ahora se encuentra perdido.
Sin embargo, esto no será sencillo, pues Giorgiana Cavendish ha sido lastimada en lo más profundo de su corazón, de una forma tan despiadada, que ahora ella vive su vida con mucho dolor y sobre todo, con mucho miedo, ante la posibilidad de que su corazón vuelva a ser destrozado en mil pedazos.
¿Podrá Giorgiana aprender lo que el perdón realmente significa cuando, por culpa de la desconfianza, su vida fue arruinada tal vez para siempre? ¿El Duque de Wellington podrá demostrar de nuevo su amor y lealtad a la mujer que tanto ama? ¿Podrán ambos corazones recuperar la joya que un día perdieron?
Adler Remington, tercer Duque de Wellington Marques de Oxford y Barón de Netherfield, cometió un detestable error hacia la única persona que vio en él, algo más que sus títulos nobiliarios o su dinero. Se sentía desesperado y sumamente avergonzado, pues comprendía que la única mujer que verdaderamente amaba, tal vez lo odiaba para siempre.
Giorgiana Cavendish, fue humillada, exiliada y despojada de todo lo que poseía, por un hombre al que se entregó en cuerpo y alma. Un hombre que le prometió protegerla de todo y de todos y que terminó, destrozándole la vida y lastimándola por completo.
¿Será posible que su amor por Giorgiana Cavendish, el cual fue derrumbado por las dudas y la desconfianza, ser reconstruido desde sus cimientos? ¿Es posible recuperar una joya pérdida?
Adler Remington, tercer Duque de Wellington, Marqués de Oxford y Barón de Netherfield, llevaba más dos horas encerrado en su despacho. Con la mirada fija en el fuego de su chimenea, pensaba en lo imbécil que había sido, al no haberse dado cuenta del cruel engaño del que había sido víctima y por el que había hecho tanto daño a la única persona que pudo ver en él, algo más que sus títulos nobiliarios o la aristocracia que llevaba en la sangre.
Se cubrió el rostro con pesar, al comprender que gracias a las dudas y la desconfianza que sembraron en él y a las perversas mentiras que lanzaron en contra de quien, ahora reconocía, era la única mujer que verdaderamente amaba, le arruinó la vida al único ser que vio al hombre que se esconde detrás de tanto lujo, prestigio y dinero; al verdadero Adler, o como ella siempre le decía, “Su amado y dulce corazón”.
Aún no podía creer como él, siendo un hombre de treinta años, con tres de los títulos nobiliarios más importantes de toda Inglaterra, los cuales había llevado de manera excepcional, ganándose así el honor de muchos nobles,
incluido, el de su propio tío, el mismísimo Rey de Inglaterra, quien lo quería como a un hijo
, hubiese caído en esa trampa tan bien elaborada de una manera tan tonta. Se sentía sumamente culpable y profundamente avergonzado.
¿Algún día podrás perdonarme por haber destruido nuestro paraíso, amor mío? –susurró al vacío.