NovelCat

Leer para descubrir un mundo nuevo

Abrir APP
Arruinado

Arruinado

En proceso

multimillonario

Arruinado PDF Free Download

Introducción

Desde la época de la secundaria, Emma albergaba sentimientos fuertes por Levi. A medida que ascendían a la universidad, su afecto por él se intensificaba. Un día, le pide a sus padres un favor: casarse con él. Como la familia de Emma es una de las diez más ricas de América, su deseo fue otorgado por influencia. Pero Levi ya tenía una novia, y se mostró reacio a casarse. No obstante, su empresa enfrentaba grandes dificultades desde la muerte de su padre, y sin una unión con Emma, la empresa podría colapsar, y su madre estaba impotente ante la situación. Matricularse en matrimonio con Emma se convirtió en la única solución, ya que su familia prometió ayudarles. Así que Levi accedió. Emma se llenó de alegría cuando él aceptó, pero después de casarse... La vida que había soñado al lado de Levi se transformó en su peor pesadilla. Levi la maltrataba en la intimidad, casi a diario, lo que la llevó a arrepentirse de su deseo. Sin embargo, Emma estaba decidida a hacer que Levi cambiara de opinión y aprendiera a amarla de vuelta. Pero, al descubrir que estaba embarazada y que el trato de Levi hacia ella seguía siendo el mismo desde el primer día de su matrimonio, decidió dejarlo y solicitó el divorcio. El momento en que Levi firmó los papeles del divorcio, ella se fue de su lado sin informarle que llevaba su hijo...
Abrir▼

Chapter 1

*Prólogo.*

“Tu hija es realmente encantadora, amigo”.

“De eso no hay duda, amigo. Está en los genes”, dijo David Hollis mientras bebía un sorbo de su copa de vino.

Los dos hombres compartían un momento juntos en el jardín de la residencia Hollis, disfrutando de una charla mientras observaban a Emma, de siete años, y a Levi, de diez, jugar al bádminton.

“Y parece que tu hijo va camino a ser más atractivo que tú, Everett”, bromeó David, poniendo su bebida a un lado.

Everett soltó una carcajada en respuesta.

“¿Y su madre, Isabella, dónde está?”, inquirió David. Pero Everett se mantuvo en silencio, limitándose a tomar otro trago de su bebida.

“¿Sigues controlándola hasta ese punto? Nunca debiste tratar a tu esposa como si solo fuera tu sumisa…”.

“Preferiría no hablar de eso, amigo. Todo es más fácil para ti, que te casaste por amor. En cambio, yo… me vi forzado a terminar en este m*ldito matrimonio”, respondió Everett. El dolor y la desesperación eran evidentes en su mirada.

“Deberías considerar divorciarte, Everett. No está bien que un hombre maltrate a una mujer. Puede que no sientas amor por ella, pero tienes un hijo a quien adoras profundamente, y él también es hijo de Isabella… Deberías reconsiderar el seguir tratándola como tu sumisa. Después de todo, nos estamos poniendo viejos”, aconsejó David.

Everett exhaló un profundo suspiro.

“¿Y si Levi termina viendo cómo la tratas?”, siguió David.

“Eso sucedió una vez, pero fue un accidente. Cuando…”, se detuvo Everett, pasando su mano por su rostro, “cuando estaba azotándola en nuestro cuarto especial…”.

“¿Qué?”.

“Fue un error mío por no asegurarme de que la puerta estuviera cerrada con llave”, confesó. “Tengo cáncer, David. Tú lo sabes. Desde mi diagnóstico, nunca he sido capaz de expresar mis verdaderos sentimientos. No quiero abandonarlos. Yo… Tengo sentimientos por Isabella… Sin embargo, este impulso de dominación que permití que creciera en mí ha eclipsado mi cariño por ella. No consigo reunir el valor para admitirle que me arrepiento de haberla tratado más como a un objeto que como a una esposa durante todos estos años”, confesó.

David podía percibir la carga de su amigo. Siempre se había opuesto a cómo Everett trataba a Isabella, pero ella le había rogado que no interviniera.

Después de todo, la unión entre Isabella y Everett fue arreglada por sus familias con el fin de beneficiar sus respectivos negocios.

“He estado batallando con esta enfermedad desde nuestros días de universidad, David. Isabella estaba al tanto de eso, y también sabía de mi tendencia a dominarla. Nunca la forcé a someterse a mí. Incluso le di la opción de dejarme… ¡Mald*ta sea!”.

“Entonces, habla con tu hijo. Dile toda la verdad”.

Everett sacudió la cabeza mientras respondía: “Apenas tiene diez años. Se lo diré cuando sea el momento adecuado”.

David también sacudió la cabeza: “Solo inténtalo”, aconsejó. Mientras decía eso, puso una mano en el hombro de su amigo.

***

Era una hermosa mañana cuando Emma decidió pasar el tiempo en los jardines de la universidad, el lugar ideal para ver a su amor no correspondido: Levi Liam.

Levi era tres años mayor que ella, y estaba en su último año. Se conocían desde niños, ya que sus padres fueron grandes amigos durante la universidad. Emma había estado enamorada de él desde entonces, y decidió seguirlo, yendo a la misma universidad.

Debido a que Levi asistía a una prestigiosa Ivy League, y ella no era tan académicamente dotada como él, se esforzó al máximo para ser admitida. Y lo logró, a pesar de las dificultades.

En ese momento, Emma se encontraba cursando el segundo semestre de su primer año.

“Emma, si sigues mirándolo así, vas a hacer que Levi se derrita”, escuchó de repente.

Emma suspiró profundamente y volteó a ver a su amiga, Layla, aprovechando un descanso antes de su última clase de la mañana.

“Es que no puedo evitarlo”, confesó.

Layla soltó una carcajada, haciendo que Emma frunciera el ceño.

“Sigue soñando, chica. Levi ya tiene novia y llevan cuatro años juntos. Y tú…”, Layla la examinó de arriba abajo: “No eres más que su amiga de la infancia. Eres como una hermanita para él”.

Emma suspiró nuevamente mientras tomaba un sorbo de su té matcha con leche.

“Deberías resignarte a que nunca tendrás una oportunidad con él”, insistió su amiga. “Piénsalo, él se graduará en unos meses, al igual que su novia. Probablemente, terminen casándose…”.

Entonces, Emma alzó su mano derecha delante del rostro de Layla: “Suficiente”, declaró.

Luego, la observó fijamente. Aunque solo llevaban unos meses siendo amigas, Layla actuaba como si lo supiera todo. A Emma le caía bien y la consideraba su mejor amiga, pero cada vez que mencionaba su amor por Levi, era evidente que no la apoyaba.

Aunque compartían muchas cosas, en lo que respectaba a sus sentimientos por Levi, Layla nunca estaba de acuerdo con ella.

“¿Qué clase de amiga eres?”, inquirió Emma.

“Emma… Por más que desee apoyarte en tu amor incondicional, no puedo hacer que lo imposible se vuelva posible. Basta con observar cómo Levi mira a su novia. Está perdidamente enamorado. Y nunca ha salido con otras chicas, nunca ha intentado serle infiel…”.

“¿Y cómo sabes eso? No eres más que una estudiante de primer año, igual que yo”, soltó Emma, desconcertada.

Layla se rascó la cabeza mientras respondía: “Lo investigué, ¿okay?”, suspiró: “Les pregunté a algunos compañeros de clase de Levi…”.

“¿Estás insinuando que sedujiste un compañero de Levi para sacarle información?”.

Eso sería típico de Layla. Flirtearía, fingiendo un ligero interés en el chico, incluso si solo lo estuviera utilizando.

Layla desvió la mirada y mordisqueó su sándwich.

“Santo cielo, Layla. No tenías por qué hacer eso…”.

“Solo quería ayudarte, de verdad. Bien, traté de ayudarte con Levi, pero al descubrir eso, me di cuenta de que era inútil. Así que, lo que sea que sientas por él, es mejor que lo olvides”.

Emma sonrió y volvió su mirada hacia Levi, que en ese momento estaba besándose apasionadamente con su novia.

“Será mío, ya verás”, declaró.