A veces siento olores
Que saben a infantil
Mi cuerpo se estremece
¿Será que fue feliz?
Tiempos Imperfectos
Los Hechos
, Tiempos Perfectos
La Inspiración
La primera vez que oí hablar de los Escritos de la Virgen fue en 1980. Yo apenas tenía dieciséis años. Un popular y entrañable personaje de la ciudad
al que me referiré como Evaristo
, de esos cuya presencia hinchaba de vida las calles de Santa Cruz de La Palma, fue quien nos hizo el relato
a mí y a dos personas más
.
La credibilidad de Evaristo, por supuesto, es dudosa. Nadie escucha el mensaje de individuos como Evaristo. Cuando Evaristo habla, la gente solo se fija en las formas, porque Evaristo entretiene; es un gran comunicador y un loco. Sus ocurrencias parecen surgir de una fábrica de disparates que se esconde, clandestina, en un profundo lugar de su mente al que no pueden acceder los inspectores. A Evaristo le compuse, años después, una canción que titulé “Tocado de la cabeza”.
Aquel día, sin embargo, osamos escucharle. Lo que decía estaba tan bien hilvanado que era imposible digerir que fuese producto de su invención. Quedamos impresionados. No recuerdo algunos detalles. Otros… preferí olvidarlos. Algunos me los reservo. Evaristo, curiosamente, no era un incondicional de la Virgen de las Nieves. Posiblemente, si alguien le había narrado a él aquella historia, no creía en ella.
Hace unos meses, en un ambiente totalmente distinto, un ambiente académico y universitario, volví a escuchar, por segunda vez en mi vida, que existe una arcana leyenda palmera según la cual, “la morenita”, llegó codificada a la isla, acompañada de una especie de instrucciones cuya ejecución asegura el amparo de La Señora sobre el pueblo palmero. No sé si ambas informaciones se refieren a lo mismo, pero, a partir de ahí, tomé la decisión de novelar la idea que transmitía el cuento de Evaristo.