El final del otoño en Lanz City era muy frío y lluvioso.
Shen Chu estaba de pie en el jardín con el cuerpo empapado y no podía dejar de temblar.
Los sirvientes de la familia Bo iban y venían. Pasaban cerca, pero ninguno se detuvo a preguntar cómo estaba, como si fuera invisible, mientras guiaban a un médico de bata blanca al interior de la villa.
Nadie se preocupaba por ella, aunque era la legítima joven señora de la familia Bo.
En el fondo era consciente de que, aunque hacía más de tres años que pertenecía a la familia Bo, era menos importante que el perro de la hermana de Munian Bo.
Además, no llevaba bien con Lin Xiangya, la cuñada de Munian, a quien él amaba más que a nada.
Pocos minutos atrás, Chu y Xiangya cayeron juntas en la piscina. Aunque la parte más profunda tenía solo 1,5 metros, Munian se zambulló de inmediato para rescatar a Xiangya.
Sin mirar siquiera a Chu, que todavía luchaba en el agua, Munian corrió de regreso a la villa con su cuñada en brazos e incluso ordenó llamar a los mejores médicos de la ciudad para que la revisaran.
Todos en la familia rodearon preocupados a Xiangya y, por el contrario, ni siquiera le dirigieron la palabra a Chu, como si no existiera o fuera solo basura inútil.
La joven arrastró su cuerpo cansado de regreso a su habitación. Se duchó, se puso un pijama viejo y se metió en la cama para entrar en calor. Sin darse cuenta, se quedó dormida después de un día agotador.
.…..
"¡Levántate!".
Una voz fría resonó en los oídos de la joven.
Abrió lentamente los ojos y sintió que le quitaban la manta bruscamente. Cuando vio que era Munian, sus ojos inmediatamente se pusieron rojos.
"¿Cómo está Xiangya?", preguntó mientras se sentaba en la cama. Se frotó las sienes y al ver el rostro sombrío de su esposo dijo con voz ronca: "Yo no la empujé".
El hombre la miró con frialdad y dijo con desdén: "Levántate y sígueme al salón ancestral".
Chu se despertó por completo al escuchar esas palabras. Miró a su esposo con incredulidad y a pesar de su cuerpo dolorido, se levantó y preguntó: "¿Qué quieres decir?".
"¡Debes disculparte!". Ni siquiera se molestó en mirarla. La arrastró fuera de la habitación como si llevara algo sucio.
En realidad Munian estaba muy triste y no quería hablar con ella ahora. Xiangya estaba débil y enferma y a pesar de haber llamado al médico de inmediato después de que cayó al agua, el bebé que llevaba en su vientre no pudo sobrevivir.
Ese niño era él único heredero de su hermano mayor. Pero ahora, por culpa de Chu, ya no estaba. Lo había perdido.
Chu escuchó atónita sus palabras. Fue como un balde de agua helada en la cabeza en invierno. Era para poner los pelos de punta.
El salón ancestral familiar era un lugar peligroso. La última persona que entró allí nunca volvió a salir.
"Munian, realmente no lo hice. Tienes que escucharme…". Chu luchó por liberarse de la mano del hombre, pero fue inútil. El dolor la hizo palidecer y él la agarró con más fuerza.
"Si tienes algo que decir, solo díselo a la familia Bo", dijo con voz helada, sin siquiera voltear para mirarla.
La joven se tambaleó detrás de su esposo y miró su perfil bien definido. Se había atrevido a cortar los lazos con su familia para casarse con él solo por su apariencia.
Sin embargo, desde el casamiento, nunca había sido amable con ella.
Durante estos tres años, la joven había creído que, sin importar cuán duro fuera su corazón, ella lograría ablandarlo. Sin embargo, estaba equivocada, porque Munian solo tenía ojos para su cuñada, Xiangya.
Solo para ella tenía ternura, era como si le hubiera entregado todo su corazón.
"¡Suéltame!". Una sonrisa fría apareció en el rostro la joven y dijo con voz inexpresiva: "Puedo caminar sola".
Un destello de disgusto brilló en los ojos negros de Munian. Frunció los labios y reprimió la ira en su corazón. Luego caminó hacia el salón ancestral.
Chu miró su espalda. En ese momento, sintió que los últimos tres años habían sido una farsa.
Iba descalza y vestía un camisón hasta la rodilla. Caminó lentamente hacia el salón ancestral brillantemente iluminado. Munian ni siquiera le dio tiempo a calzarse.
Recordaba muy bien que dos días atrás Munian se puso en cuclillas frente a Xiangya y la ayudó a ponerse calcetines y zapatos de cuero porque vio que pensaba salir con sandalias.
Además, insistía una y otra vez en que tenía que cuidarse bien y mantenerse abrigada.
Chu sonrió con desdén. Permanecer en la familia Bo era simplemente ridículo.
Todos los miembros de la familia estaban reunidos en el salón ancestral.
"¡De rodillas!". El anciano la miró con ojos feroces y despiadados como cuchillos que perforaron el corazón de Chu. El sufrimiento era tan grande que apenas podía respirar.
Su rostro estaba enrojecido debido a la fiebre alta. Miró a la multitud. Todos la consideraban un demonio.
Sin embargo, no había hecho nada malo. ¿Por qué tenía que arrodillarse?
Se quedó de pie y dijo lentamente: "¡No me arrodillaré!".
Al ver que no estaba dispuesta a admitir la culpa, el anciano maestro Bo se enojó tanto que arrojó la taza que tenía en la mano a los pies de la joven. Rugió otra vez: "¡Arrodíllate!".
Las piezas rotas de porcelana lastimaron los pies de Chu y el dolor le dificultaba respirar.
Al ver que no tenía miedo en absoluto, el anciano maestro la regañó con dureza. "¡Shen Chu, arrodíllate y discúlpate ahora!".
La joven soportó el dolor y enderezó la espalda. Lo miró sin miedo y dijo: "¡Yo no empujé a mi cuñada! No hice nada malo. No me arrodillaré y ni me disculparé".
"¡Parece que no sabe cómo arrepentirse! ¡Que alguien la golpee para que se arrodille!", ordenó el anciano, furioso.
"¡Sí, ha ido demasiado lejos! ¡No solo dañó al hijo de Xiangya, sino que también se niega a admitirlo!".
"¡Así es! Si no le damos una buena lección, ¿quién sabe qué cosas terribles hará?".
"¡Pobre maestro Bo, el único hijo se ha ido!".
......
Todos miraron a Chu como si estuvieran mirando a un monstruo repugnante. Las miradas la atravesaban como si quisieran hacerla pedazos.
La joven se quedó tranquila y en silencio sin bajar la vista. La única persona allí que parecía preocupada por ella era su suegra, Qin Xiu, que por lo general la trataba bien.
Al ver que sus pies sangraban, sintió pena. Entonces, miró al anciano y dijo: "Chu todavía es joven. Ya sabe lo que ha hecho. ¿Por qué no...?".
El anciano la miró a los ojos y al instante la mujer se calló y no se atrevió a hablar más.
Se acercó a su hijo y susurró: “Munian, tu esposa está herida. Llévala a descansar...".
Los ojos oscuros de Munian se volvieron helados y dijo con desprecio: "¡Una mujer tan malvada no es mi esposa!".
Chu lo miró incrédula. Cuando sus ojos se encontraron, Munian le dijo con frialdad y odio en los ojos: "¡Shen Chu, de ahora en más, estás sola!".
El odio en su mirada se hizo más fuerte al pensar en el hijo por nacer de su hermano, que había quedado reducido a un charco de sangre. Apartó a su madre y se sintió incómodo de estar al lado de Chu.
Su hermana menor siempre había estado en desacuerdo con Chu. Se acercó y le dio una patada en la pierna con us tacones altos. "¡Oblígala a arrodillarse!". Chu se enderezó, ladeó la cabeza y miró a Muqing. "Arrodíllate primero".
Levantó la cabeza, la miró con una mueca y dijo: "¡El abuelo quiere que te arrodilles!".Le pateó las rodillas una y otra vez, pero al ver que Che no cedía, se adelantó y le dio una bofetada. Luego le dio una patada fuerte en la parte posterior de las rodillas.