"Señorita, el joven comandante dijo que pasará la noche en la Casa de Francos
Discoteca
y no
Volverá hoy y dijo que te cuidaras y no buscaras a otro hombre mientras él no estuviera.
"Mierda...". Ana tiró de las esquinas de su boca en señal de burla, agitó la mano e hizo que la criada que tirara la comida que se había calentado una y otra vez. luego se dio la vuelta y fue a la habitación interior y apagó la luz
Casi que no recuerda cuántas veces que su marido Lucas Hernandez ya no volvió a casa por la noche.
Desde que se casaron hace tres años, Lucas sólo ha vuelto a casa un puñado de vece e incluso cuando volvió a casa con unas cuantas mujeres y la echó a dormir a la habitación de la criada , tambien fue una broma que era la joven dama de la mansión de Hernandez y incluso que su criada desprecia. ,
Ana yace en su cama y en su cabeza aparecen constantemente la escenas que su marido Lucas que esbrazado con los mujeres y las lágrimas cayeron de los rincones de sus ojos y luego se dormió...
En la noche , medio dormida , ella se siente muy pensada
Antes de que ella si abriera los ojos, su camisón fue levantado con una gran mano.
La sensación de picadura que siguió inmediatamente la despertó dolorosamente.
El impacto violento y largamente esperado causó que Ana apretara los dientes con dolor y un dolor punzante y caliente golpeó todo su cuerpo.
"Duele..." gimoteó un sollozo sin aliento de Ana y el hombre ignoró, sino que golpeó más fuerte y agáchate y el hombre se inclinó y escupió un fuerte chorro de alcohol en la cara de Ana.
"María , te quiero ..." El hombre estaba golpeando el cuerpo de Ana mientras gritaba el nombre de la otra mujer , indiscriminadamente mientras el chorro de sangre roja fluía de la pierna de Ana.
Ana se estremeció, sin saber que si era su popia sangre o el nombre del hombre lo que la impulsaba, luchó con todas sus fuerzas para lograr un gran gritando, "Lucas , no soy María Celeste , ella ya es tu madrastra, no puedes pensar mal de ella otra vez..."
Antes de que las palabras se terminaran, el hombre se había alejado del cuerpo de Ana
En ese momento, el hombre la miraba con una mirada viciosa, levantando su mano y sacando la pistola de oro puro que llevaba de su cintura, mortal contra la cabeza atras del Ana y siseó, "Ana , si dices otra palabra más , creo que te dispararé inmediatamente!"
Ana estaba en silencio, las lágrimas seguían saliendo de sus ojos y empapando la cama.
María Celeste fue el primer amor de Lucas y la mujer que más ama. Eventualmente, sin embargo, se casó con el padre de Lucas , el gran señor de la guerra Reinaldo Hernandez y se convirtió la madrastra de Lucas.
Lucas se sentó en el cuerpo de Ana y jadeó exasperado por unas cuantas respiraciones, finalmente se desplomó y tiró su pistola al suelo, impaciente frente a Ana gruñó: "Voy a dormir aquí esta noche, así que salga de aquí y vaya al cuarto de la criada".
Ana se mordió los labios y en silencio se preparó para arrastrarse fuera de la cama y guardar su ropa, justo entonces, una sirvienta entró corriendo en la casa. sin golpear la puerta, la abrió y se arrodilló en el suelo, gritando hacia Lucas .
"Señor deberías ir y echar un vistazo, ¡el señor viejo no está bien !"
"¿Qué?" Lucas se sorprendió, luego se levantó de la cama, se puso su traje militar y salió corriendo tras la criada, dejó Ana y la sangre debajo de ella.
Cuando Ana se esforzó por vestirse y llegó débilmente a a la habitación del Reinaldo , la puerta ya estaba llena de gente y cuando la multitud vio a Ana . Había una mirada de desprecio y se dispersaron como la peste para darle paso.
Después de tantos años de tratamiento en la residencia Hernandez, Ana ya no se sorprendió, no dijo una palabra, su cara sin expresión del camino hecho por todos entró la habitación de Reinaldo .
Dentro de la habitación, Lucas estaba de pie frente a la cama, con un par de cejas pesadas y ojos profundos.
En sus lado, fue María Celeste y vistiendo un tunica de satén suave y blanco como la nieve, se arrodilló frente de cama cubriéndose la cara y perdiendo la voz.
Ana aspiró su aliento y trotó hasta la cama del señor Mariscal, se arrodilló y gritó, "Padre..."
El señor Reinando era la única persona en la Mansión del Mariscal que la trataba bien y cuidaba de ella.
Todavía recordaba que cuando Lucas solía intimidarla e incluso quería abandonarla, era el señor viejo Reinaldo la protegía.
Desafortunadamente, la única persona que había sido buena con ella ya no estaba allí.
Después de inclinarse seriamente, Ana se limpió las lágrimas de los ojos con un pañito , dio unos pasos hacia el lado de Lucas y tiró de su manga "Lucas tengo algo que decirte".
Lucas entrecerró los ojos y la miró fríamente, pero finalmente la siguió fuera de la casa.
Fuera de la casa, Ana se detuvo frente al Lucas y dijo :“Ahora el señor ya está muerto... Por eso que “separémonos pacíficamente”.
