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El esposo de mi tia

El esposo de mi tia

Autor: Paula Tekila

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Introdução

Consuelo es una joven de 18 años, joven y sexy. Fue enviada por su madre para cuidar de la tía Fabiana que estaba en cama a causa de un accidente automovilístico. La joven termina en la cama con André, el hermoso marido de su tía y a partir de esa decisión, ellos se sumergen en un complot violento y caliente donde mucho de lo que parece ser, no lo es. Y tú, ¿de qué lado estarás en esta historia?
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Chapter 1

Me mandaron a cuidar a mi tía Fabiana, que había tenido un accidente y no podía moverse bien. Terminé en la cama con su esposo, André es un pecado de hombre y el primer día que llegué para cuidarla... me atrapó en el sofá de la sala durante la noche, tocándome. No pudo resistirse a mí y me encantó que sucediera.

André y yo vivíamos en medio de nuestra luna de miel, sin importarnos nada más... ¿quién en este mundo estaba libre de errores y era capaz de juzgarnos por estar entregados al deseo?

Mi tía Fabiana estaba cada día mejor, incluso podía dar algunos pasos y mi madre me había llamado esa semana para pedirme que volviera a casa.

Estábamos en mi cama como siempre después de un maratón de sexo caliente.

Consuelo - Mi mamá llamó y me voy a casa esta semana.

André - Ni hablar, bebé... Te necesito y tu tía tampoco está del todo recuperada.

Sonreí y me disponía a levantarme para recoger mi ropa del suelo, André me empujó y compartimos un beso ardiente para comenzar a quemarnos de deseo una vez más.

André - Eres tan perfecto...

Fabiana- ¿Qué significa eso?

André - No es lo que estás pensando.

Fabiana - ¡Ustedes dos están condenados!

Todavía caminaba con dificultad, pero salió de la habitación con la mano sobre la boca y todavía tenía frío por esa vista. André la dejó atrás y yo fui a vestirme y hacer las maletas para salir de allí.

André - Fabiana por favor déjame explicarte todo...

Fabiana - Toma tus cosas y sal de mi vista, me enfermas. Fregando dentro de mi casa!

Entré en su habitación...

Fabiana - Y tú eres aún peor que él, nunca te lo perdonaré... toma tus cosas y no te atrevas a aparecer aquí otra vez. ¡Me horroriza saber que tienes mi sangre!

Consuelo - No vine a pedirte nada, solo vine a entregarte la llave de la casa que me diste.

Di la espalda y salí de ese lugar, llegué y ya me imaginaba lo que me esperaba con mi madre para entonces Fabiana ya la había llamado y le había contado todo.

Elaine - Hija, dime que lo que me acaba de decir Fabiana no es cierto...?

Consuelo - Sí, es verdad... y si vienes a sermonearme, avísame, ¡ahorita me voy a vivir con mi padre!

Elaine - Pero hija...

Consuelo - ¡Pero nada! Nadie me puede juzgar, ni ella, ni tu ni nadie mas!!!!!

Cerré de un portazo la puerta del dormitorio y me quedé allí unos días, recibiendo mensajes groseros de familiares que me reprochaban lo que había hecho.

No dejé que esa situación dominara mi vida, a partir de entonces evitamos ir a las reuniones familiares en los meses siguientes. André todavía me buscaba todo el tiempo, hasta que lo bloqueé de todas las redes sociales.

Mi madre dejó de hablarme de eso porque tenía miedo de que me fuera para siempre.

A los pocos días me enteré que Fabiana y André le habían dado una oportunidad a su matrimonio… me dolía mucho pasar por esos momentos, al fin y al cabo la vida se compone de eternos comienzos, aprendí a no involucrarme con hombres en la familia.

Conseguí trabajo en una tienda de ropa para hombres, era feliz, tenía mi propio dinero y me había olvidado de esos problemas... Hasta salía con un compañero de trabajo.

Estaba agachado y organizando algunas camisas cuando escuché una voz profunda que me llamaba.

André - ¡Buenas tardes Consuelo!

Consuelo - Buenas tardes...estoy trabajando y no es buena idea que estés aquí. Por favor...

André - Quiero ver unas camisetas, talla L. ¿Me las puedes mostrar?

Consuelo- Claro.

Me estremecí y casi me da un infarto, se metió conmigo... de todas las formas posibles. Tomé algunos modelos y temblando se los mostré.

André - Me quedo con estos dos.

Se acercó bastante.

André - ¿Por qué ya no me quieres ver?

Consuelo - No hagas eso... aquí no.

André - ¡Necesito hablar contigo urgentemente!

Consuelo - Vete por favor, si pierdo este trabajo mi madre me va a matar enseguida... ya me ha traído muchos problemas.

André - Sabes que solo estoy con ella por ti...

Consuelo - Déjame en paz.

Iba a irme, pero me agarró del brazo. Miré a mi alrededor rezando porque nadie estuviera mirando.

André - O me desbloqueas de whatsapp o vengo todos los días. ¡Tu escoges!

Se fue con esas piezas y me dejó sin aliento de miedo y tantos otros sentimientos.

Llegué a casa y llamé a mi mejor amiga Ludmila para una videollamada, o hablaba con alguien o se me estallaba el corazón.

Consuelo - Amiga... estoy angustiada, él vino a mí y no sé qué hacer.

Ludmila - ¿Pero no me dijiste que ya salían juntos?

Consuelo - ¡No es Fernando... es André! Hoy fue a la tienda y me amenazó con ir todos los días hasta que lo desbloquee de whatsapp.

Ludmila - ¡El marido de tu tía, qué cabrón! Creo que deberías hacer esto... y enviarlo al infierno. Hizo el demonio en su vida, pagó caro por sentarse sobre este hombre y parece que todavía lo va a pagar.

Consuelo - No sé lo que siento, se mete conmigo... y si quieres saber la verdad: no me arrepiento. Era delicioso tener sexo con él y mi tía nunca fue una santa en esta vida, ¿quién se cree que es para juzgarme?

Ludmila - Habla con él entonces, pero por tu propio bien trata de alejarte. Si realmente te quiere... déjalo que se quede soltero primero.

Colgamos y me armé de valor.

...

Estaba en casa sentada en ese sofá, mis pensamientos estaban atrapados en nuestra primera vez... cuando la vi tocándose allí tirada y la probé. Me emocioné y recordé el sonido de su voz.

Fabiana - Eres pensativa...

André - Problemas en el trabajo, solamente.

Fabiana y yo después de lo sucedido hicimos todo lo posible para salvar nuestro matrimonio, el sexo entre nosotros fue más caliente... pero nada como lo que tuve con Consuelo. Ella vino y se sentó en mi regazo.

André - Hoy no, estoy cansado.

Fabiana - Sé que estás pensando en ella... con solo mirarla a la cara lo sé.

André - Te lo he pedido un millón de veces, olvídalo o nunca superaremos lo que pasó.

Fabiana - No es fácil para mí... oírte llamarla mientras duermes. Eres estúpido, ella solo te usó... eres una joven aventurera y todo lo que quería era besarse contigo.

André - Basta... ¡Me voy a la cama!

Me acosté en la habitación de invitados por lo menos ahí tenía paz para estar con mis pensamientos, mirando su contacto... hasta que por fin me desbloqueó.

No quería sonar desesperado, pero alguien que la había perseguido en el trabajo ya no tenía motivos para jugar desinteresado.

mensaje de whatsapp:

André - Buenas noches, te extraño.

Consuelo - Por favor André, no me busques más, ya nos hicimos daño a nosotros mismos y a otras personas también. ¡No quiero más problemas!

André - ¿Entonces yo soy un problema ahora? Pero no lo estaba cuando parpadeó para invitarme y terminamos en el sofá de casa. ¿Quieres decir que solo serví para satisfacerte en la cama?

Consuelo - Fue un error... fue todo un gran error. ¡¡¡Por favor olvídame!!!

Tiré el maldito celular al piso, Consuelo me había usado exactamente como lo había predicho Fabiana...

...

Fabiana estaba en la habitación descontenta con la frialdad de su marido y su sexto sentido femenino gritaba:

Fabiana - Hoy te pasó algo...

Vi esas bolsas en el tocador: centro comercial del centro de la tienda Premium. Algo dentro de ella suplicaba sacar esta historia a la luz.

....

Estaba arreglando algunas prendas en las perchas cuando Raisa me llamó.

Raissa - Esta señora dijo que te compró algunas camisas y quiere cambiarlas.

Era Fabiana, me armé de valor y altivamente fui a atender como si fuera un cliente cualquiera.

Consuelo - Tía...

Fabiana - No me llames así, no soy tuya.

Consuelo - Déjanos solos un momento, por favor.

Raisa se fue.

Consuelo - Lo siento señora, es pura costumbre.

Fabiana - Entonces estás trabajando en esta tienda... mirándolo así, parece que eres una buena chica.

Consuelo - Sé que no viniste a felicitarme por mi nuevo trabajo, así que habla.

Fabiana - Tienes razón, sabes que no te di lo que te mereces por consideración a tu madre, pero nunca olvidaré lo que me hiciste... ella se arrepiente de que me cambiara los pañales.

Consuelo - Pensé que ya habíamos pasado esa etapa, señora. Si viniste a ofenderme, puedes dar media vuelta y volver por donde viniste...

Fabiana - André solo quería comerte, te juro que si descubro que sigue detrás de él acabaré con su carrera... Lo aceptaré con todas las putas del mundo menos contigo.

Consuelo - Ya hiciste tus amenazas, ahora ve a cuidarlo, los dos sabemos que no eres ni fuiste flor para oler.

Fabiana - ¡Ya di mi mensaje!

Tenía miedo de llegar a las manos y perder mi trabajo. Pero ni ella ni yo bajábamos la guardia... André tenía que haber entendido que lo mejor para los dos y para el bien de todos era mantener las distancias.

Fernando - ¿Quién era esa señora? Parecía nerviosa...

Consuelo - No fue gran cosa... solo una rata perdida, ¡pero pronto encuentra una serpiente que la devora!

Si ella quisiera la guerra, me encontraría con las armas listas.