Punto de vista de Lillian
"Lillian, tienes que ayudar a tu hermana y casarte tú en su lugar."
La voz cansada y suplicante de mi padre resonaba en mi mente.
Abrí los ojos y examiné la habitación en la que me encontraba.
Hoy era mi día de bodas con Ismail.
Pero no hubo ceremonia ni bendiciones, solo un anillo y ninguna señal del novio.
Por la tarde, después de que una flota de autos de la familia Amus me recogió, me llevaron a este lujoso dormitorio.
La habitación estaba tenue, con una atmósfera inquietante que me hizo sentir como si estuviera en un sueño. Me sentaba sola en la cama.
Nunca esperé que mi boda resultara así; era muy diferente de lo que había imaginado.
Pero lo que me hizo sentir más ansiosa era la noche de bodas que estaba por venir.
Después de todo, había rumores de que seis parejas anteriores de Ismail estaban muertas. Mi miedo comenzó a paralizarme en este momento.
Mirando la habitación otra vez, todavía no podía sacudirme la sensación de inquietud. A pesar de la gran decoración y los lujosos muebles, había una extraña energía que impregnaba el aire. Incluso el anillo de oro en mi dedo parecía emitir un brillo ominoso en la luz tenue.
Siempre habías sido valiente. Pero incluso en este momento, no podía evitar abrazar mis rodillas y sentirme aterrada cuando pensaba en lo que podría tener que enfrentar más tarde.
Hace un mes, la familia Amus envió una propuesta de matrimonio a mi casa, a la familia Rosenburg, pidiendo la mano de la hija mayor de mi padre, Chloe, para su hijo Ismail, diciendo que estaban destinados a estar juntos.
Sí, querían a la hija mayor de la familia Rosenburg, Chloe.
Pero en este momento, era yo, Lillian, una hija ilegítima de la familia Rosenburg, quien se casó en la familia Amus.
"Ismail será un buen partido como tu pareja." Después de recibir la propuesta de matrimonio de la familia Amus, mi padre me encontró a la mañana siguiente.
Cuando reposó su mano en mi hombro, dijo en un gruñido bajo, "Ismail es el hijo del Alfa, y además, es la próxima gran figura en el Ejército del Amanecer. No hay nadie en el mundo de los hombres lobo con más potencial que él. Es para tu propio bien poder casarte con él."
Su mirada titiló por un momento. "Chloe debía casarse con él, pero se quemó y desfiguró en un incendio, así que ahora no puede. Lillian, puedes ayudar a tu hermana y casarte con él en su lugar. Además, nunca dejas la casa y nadie sabe que existes. Te pareces tanto a tu hermana que nadie notará la diferencia."
Mi rostro debió parecer un rompecabezas en ese momento.
Solo porque prefería quedarme en casa no significaba que estuviera ajena al mundo y no hubiera oído los rumores sobre Ismail.
Claro, estaba destinado a ser el próximo líder del Ejército del Amanecer.
Pero, también luchaba contra una enfermedad mortal que acabaría con su tiempo antes de que cumpliera treinta, según lo pronosticaron las brujas.
Y eso ni siquiera era lo peor. Ismail tenía un historial de casarse cada año, pero ninguna de sus esposas sobrevivió más allá del segundo día.
En varias legiones, desde hace mucho se hablaba de que Ismail había sido abandonado por la Diosa de la Luna. Su lobo desapareció y no pudo encontrar pareja.
Esa persona de ninguna manera era el adecuado partido del que mi padre hablaba.
No quería casarme con él en absoluto.
Sin embargo, este enigmático hombre, Ismail, resultó ser la última persona que esperaba casar.
A pesar de mis protestas y resistencias, mi padre me coaccionó para convertirme en la séptima esposa de Ismail.
Nunca creí en el destino o el hado. Pero, no podía entender la decisión de Ismail de casarse conmigo.
¿No debería alguien capaz de liderar tal inmenso ejército ser más cuidadoso al elegir a su pareja?
Además, nunca nos habíamos encontrado. Sin embargo, nuestro matrimonio se había organizado de manera tan indiferente.
Después de reflexionar durante lo que pareció una eternidad, finalmente me venció el agotamiento, y me quedé dormida en la cama.
Como una recién casada en territorio desconocido, no me atrevía a dormir demasiado profundamente. No podía decir cuánto tiempo había estado dormida antes de que me despertara abruptamente el sonido de la puerta abriéndose.
Un escalofrío me recorrió la espina dorsal, me senté instintivamente, sintiendo que la mitad de mi somnolencia desaparecía en un instante.
La puerta se abrió con un chirrido, y una figura imponente apareció ante mí.
Pero a medida que entraba, la ráfaga apagó el último parpadeo de luz en la habitación, envolviéndome en la oscuridad total. Apenas podía distinguir la forma de un hombre de pie sobre mí.
"¿Cómo es esto posible?" La voz de Ruby resonó de repente en mi oído.
Ruby era mi loba, pero debido a que yo era una híbrida - mitad loba, mitad bruja, ella no podía materializarse por completo y solo podía comunicarse conmigo de esta manera.
"¿Por qué no puedo ver claramente la cara de este hombre?" Pregunté, perpleja.
"Esto es raro. Muy raro", respondió Ruby. "Hasta donde yo sé, deberías poder ver su cara conmigo cerca. La oscuridad no debería afectarnos, pero por alguna razón, no podemos ver su cara en absoluto."
"Tal vez solo sean mis nervios esta noche", sugerí. "Estoy tan nerviosa que mis palmas están sudando."
Ruby se quedó en silencio por un momento. "Lo siento, Lillian. No puedo protegerte."
Antes de que pudiera consolar a Ruby, los pasos del hombre se hicieron más fuertes y cercanos, hasta que estuvo justo a mi lado.
Mi mente se quedó en blanco de inmediato.
No podía ver su rostro, ni discernir su expresión.
Sin embargo... podía percibir la inquietante energía que emanaba de él, y con solo una mirada, me encontré jadeando por aire.
Me detuve, observándolo incrédula. ¿Él era mi compañero? ¿El mismo hombre del que se rumoreaba que había perdido a seis parejas anteriores y no podía vivir más de treinta años?
Pero aparentaba estar perfectamente saludable, ¿cómo podría ser eso posible?
De ninguna manera, ¡esas eran ciertamente solo habladurías!
Sacudí mi cabeza. ¿Qué demonios estaba haciendo?
En ese momento, no podía creer que incluso estaba pensando en los rumores. ¿A quién le importaba cuántas parejas había perdido antes? ¿A quién le importaba si eran verdaderas o no?
Ismail finalmente se dirigió hacia la cama, lo que me hizo instintivamente moverme hacia el centro.
De pie sobre mí, apareció imponente, su voz tan fría como su mirada. "He oído que puedes curar mi enfermedad", dijo.
Mi mandíbula se abrió, impactada por la declaración. ¿Curar su enfermedad?
¿Qué quería decir?
"Te estoy hablando". Ismail se inclinó, sus fuertes dedos agarrando mi barbilla y obligándome a encontrar su mirada intensa.
