«¿Dónde estoy? Este no es mi cuerpo, ¿acaso he reencarnado?»
Ruby Foster se despertó de repente con un fuerte dolor de cabeza, al mirar a su alrededor se dio cuenta que se encontraba durmiendo en una habitación extremadamente desordenada y su cuerpo pertenecía a otra persona.
Se sintió extraña por unos momentos, pero de a poco comenzaba acostumbrarse. Hasta que una gran cantidad de recuerdos ajenos, aparecieron en su mente de repente.
Entonces, cerró sus ojos y con tranquilidad empezó a ordenar cada uno de esos recuerdos como si fueran un rompecabezas, y de esa manera conocer toda la historia.
Lo primero que pudo descubrir, era que la dueña original de ese cuerpo se llamaba Ruby Morris.
Ella había nacido en la familia que pertenecía a la alta sociedad, era una persona muy querida y todo el mundo la admiraba.
Pero desafortunadamente era una persona ignorante y además muy t*nta. Había pasado al colegio secundario y sin embargo no podía ni memorizar un poema, razón por la cual la sociedad en la que vivía no podía evitar burlarse de ella.
Por culpa de ella, la familia Morris era completamente menospreciada por las familias más poderosas que conocían, lo que provocaba que sus padres tuvieran que mantener un perfil bajo delante de todos.
Hace tres días, la familia Morris, por accidente, descubrió que Ruby no era su hija biológica sino que por un error se habían llevado el bebé de otra persona.
Pero esa equivocación los había llevado a tener grandes problemas.
Cuando se enteraron quién era su hija legítima se dieron cuenta que existía una gran diferencia con aquella persona que habían criado desde pequeña.
La hija biológica se llamaba Matilda Foster, era una jovencita dulce, inteligente y muy hermosa, completamente perfecta.
Lo que había sucedido era que casualmente, las dos jóvenes asistían al mismo colegio. Pero Matilda, además de ser la chica más preciosa de toda la escuela, era tan inteligente que había ganado una gran cantidad de premios internacionales.
Por lo cual, en comparación con ella, Ruby Morris parecía aún más est*pida.
Entonces, cuando la familia Morris se percató de lo excepcional que era su hija, inmediatamente dejaron de enfocar su atención en Ruby.
Hoy era el día, en el cual Matilda, la legítima hija de la familia Morris, finalmente conocería a sus parientes.
Para darle la bienvenida, su familia organizó una gran fiesta, en la que invitaron a mucha gente conocida que pertenecía a la alta sociedad y aquellos parientes que tenían una gran reputación.
Al escuchar los aplausos y las risas que provenían de la sala de estar, la verdadera Ruby Morris, se encerró en su habitación de inmediato y sin darse cuenta se bebió tres botellas de vino, lo que terminó generando que se desmayara instantáneamente.
Y en ese preciso momento, Ruby Foster tuvo la oportunidad de viajar en el tiempo, y así lograr ocupar el cuerpo de Morris.
Al pensar en esto, una gran sonrisa de satisfacción se formó en el rostro de Ruby Foster.
De ahora en adelante, ella dejaría de llevar el apellido Morris y sería reconocida como Ruby Foster.
De la misma forma, Matilda tampoco sería la misma, y a partir de ese momento se convertiría en Matilda Morris.
Sus vidas cambiarían para siempre, y oficialmente retomarían el camino correcto, aquél que deberían haber iniciado hacía dieciocho años atrás.
«¡Al fin podré tener la vida que me merezco! ¡Qué fascinante debe ser todo este mundo!», pensó Ruby.
Estaba tan contenta que quería bajar a la sala de estar para disfrutar la fiesta, pero como sentía su cuerpo totalmente sudoroso y con un fuerte aroma a vino, primero decidió tomar una ducha.
Entonces, preparó sus cosas y se dirigió hacia el baño.
Además, sentirse pegajosa era algo demasiado incómodo, sobre todo en verano.
Luego de bañarse, abrió el armario para cambiarse y al ver un montón de ropa colorida, de distinto estilo, no pudo evitar sentir que era todo muy exagerado.
Había una gran variedad de cosas, entre ellas, remeras escotadas, pantalones cortos, jeans con roturas y un par de botas negras.
«Qué extraña forma de vestir que tiene esta chica…..», pensó Ruby.
Seguidamente, cerrando la puerta del armario, miró hacia la cama y observó que sobre la mesa de luz había una fotografía.
Se quedó totalmente impactada, realmente no podía creer lo que estaba viendo. En la imagen, tenía un afro, con el rostro maquillado de color verde, los labios pintados de rojo, traía puesto una remera corta y unos pantalones de tiro alto.
«Realmente no lo entiendo, ¿esto es normal? ¿Cómo puede una persona vestirse de esta manera?», pensó Ruby.
«Evidentemente, esta chica era demasiado estrafalaria»
Pero no le quedaba otra opción que acostumbrarse a ese cuerpo, entonces finalmente se dio una ducha, se puso un vestido manga larga, que eligió de entre toda la ropa, y luego de maquillarse tal cual estaba en la fotografía, bajó las escaleras hacia la sala de estar.
En ese momento, sus padres, los Morris, se encontraban conversando y riendo con todos los invitados de la fiesta.
De inmediato, Ruby se acercó a ellos y les dijo, “mamá, papá”.
